Thousand Islands, mil islotes recónditos
A un par de horas de Toronto se encuentra un paraje natural conocido como Thousand Islands, que consiste en un archipiélago compuesto por más de 1700 islas cuya ocupación comparte frontera entre EEUU y Canadá.
Recorrer en un pequeño crucero este recorrido de pequeñas islas es una sensación muy peculiar. Muchas de estas islas están ocupadas por habitantes que se decantan por un país u otro, según sus costumbres e ideologías estableciendo banderas de USA o Canadá según su procedencia, ya sean del lago Ontario o de Nueva York. Sin embargo, lo más curioso es apreciar cómo pueden existir islas tan pequeñas como el perímetro que ocupa una casa de dos plantas, en las que apenas existe espacio alrededor para dar un paseo por el descansillo de su portal o para plantar un árbol.
Uno se permite preguntarse, por tanto, como será la vida en esta situación: debe ser encantador despertarse cada mañana, asomarse a la ventana y ver que te encuentras al borde de un lago abierto con unas vistas hermosas, el sol luciendo y reflejando sus rayos en el agua, mientras te sumerges en los sonidos de las aves que habitan en el lugar. Cuando yo tuve la oportunidad de visitarlo, era época de otoño, por lo que el foliaje cambiante de los árboles, de tonos verdes a pardos, de rojizos a anaranjados, de amarillentos a oscuros...era un punto a sumar a la belleza del paisaje.
El día a día de estos ciudadanos debe tener muchas singularidades, ya que para el simple hecho de realizar la compra, deben coger la lancha motora, atracarla en un muelle, coger el coche y dirigirse al supermercado. Lo mismo debe ocurrir para ir a trabajar o para los pequeños a la hora de asistir a clase. En invierno, estas aguas debido a que se encuentran tan al norte, deben congelarse en su mayoría, así que después de preguntarme tantas cuestiones acerca de su vida allí, supuse que estas pequeñas casas llenas de encanto deben ser normalmente usadas tan solo en verano, como si de una casa de playa se tratase, donde el objetivo de los americanos es alejarse del incesante movimiento de la ciudad y sumergirse en un mundo de colores, paz y calma para aprovechar de unas vacaciones mucho más originales de las que cualquiera pueda imaginar.
Lo que está claro es que unas vacaciones dedicadas a la pesca, navegar, respirar aire puro, rodearse de naturaleza, bañarse en aguas cristalinas, tomar el sol y reflexionar, es una opción acertada donde las haya, muy recomendable.


