Abadía de Kylemore

Esta abadía la visitamos en nuestro tour por Connemara. La entrada nos costó 6 euros e incluía tanto la abadía como los jardines que hay en el recinto.
Desde fuera es muy impresionante, pero la verdad es que por dentro deja mucho que desear. Simplemente puedes ver la planta baja y parte de la primera. Creo que es porque las monjas que compraron la abadía siguen viviendo allí.
Según entras se ven la palabra PAX que significa paz. Originalmente había cuatro salones de entrada, hoy en día hay dos, el salón exterior y el interior.
El salón exterior es un piso de parquet de Roble, totalmente original. Hay unos paneles Jacobinos de roble también y a la izquierda hay una iluminación conmemorando el Jubileo Dorado de la Señora abadesa Maura, la primera de Kylemore.

Aquellas monjas benedictinas que huyeron de Bélgica tras la pavorosa destrucción de su ciudad en la Primera Guerra Mundial, no podían imaginar que la enorme y elegante mansión que habían tenido la suerte de ocupar, se convertiría en una de las postales más famosas de Irlanda.

El castillo, construido en el siglo XIX por Mitchell Henry, fue vendido a los duques de Manchester y de ellos pasó a la comunidad de monjas que finalmente la transformaron en abadía y por ende en colegio femenino. Su historia como tal duró desde 1920 hasta 2010, siendo durante 90 años un referente europeo en lo que a educación religiosa se refiere.