Volando hacia el desierto
Nuestro buen amigo Stan, gran profesional del turismo y consumado piloto, estuvo poniéndonos los dientes largos durante mucho tiempo con sus frecuentes escapadas otras islas de Canarias y algún que otro escarceo por tierras africanas.
Pero conmigo no se puede jugar; así que un día le cogí por banda y entre bromas y veras empezamos a planear un fin de semana en el Sáhara. Tras informarnos bien de lo que podíamos ver y con quién, empezamos los preparativos. Que si litros de gasolina, más unos 200 euros para el circuito improvisado que queríamos hacer y... todo en marcha.
Quizá agosto no fuera el mejor mes para ir al Sáhara, ya que el calor podía jugarnos una mala pasada por la refrigeración del motor, pero nos arriesgamos y salimos desde el aeropuerto de Tenerife Norte. Nos esperaban 370 kilómetros hasta el destino, a recorrer en 2 horas y a una velocidad de 185 kms hora.