Valle de Aísa
Llegar a hasta Aisa es disfrutar de un paisaje único entre montañas. Es invierno, y los árboles cubiertos de nieve, hacen que te quedes sin palabras. El cielo azul por encima de las recortadas cimas, te hace pensar que estás en otro mundo. La primera vista del pueblo es preciosa, con todas las casas de piedra y los tejados de pizarra, y entre ellas, rompiendo la silueta, la pequeña iglesia del pueblo.
La entrada se hace por una cuesta con adosado de piedras, como es lo habitual en todos los pueblos de montaña del Alto Aragon ,y lo primero que te encuentras es el albergue para todos los visitantes que quieren conocer este rincón de la montaña.
Dejamos el coche allí mismo, y nos dedicamos a recorrer las calles. La tranquilidad se respira en el aire. Todo es más lento y se disfruta más que en la gran ciudad. Las gentes son amables, y nos saludan al encontrarse con nosotros.
Los perros pasean tranquilamente a nuestro lado, y nos hacen de guia. Lo primero que piensas es la calidad de vida que tienen esta gente, y que no te importaría nada comprarte una casita e irte a vivir allí.
Enseguida sientes que este, sin ningún problema, podría ser tu pueblo....
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