De pena
Caminábamos por una calle perpendicular a la carretera nacional que atravieesa la Villa de Alcaracejos cuando divisamos una fachada histórica. Inmeditamente la identificamos como una ermita, pues su tipología exterior así lo demostraba.
Carecía de plaza, como suele ser habitual en estos templos, y al acercarnos nos quedamos horrorizados al ver como su interior era un campo de jaramagos y, posiblemente, ratas. Ni siquiera había un cartelón informativo, ni ninguna indicación ni de su existencia ni de su nombre. De hecho es muy difícil encontrar el topónimo de este edificio y os invito a buscarlo por internet, es fiel reflejo del nulo interés que existe por este referente patrimonial en Alcaracejos.