Como en casa
El apartamento en el que hemos estado, es cómodo, pequeño y acogedor. Pensábamos que íbamos a pasar más tiempo en él por la cosa de que en invierno anochece pronto, pero hemos parado solo para dormir. Que gozada¡¡¡¡¡,cuando sales a la puerta de la casa y escuchas solo el sonido de las pequeñas cascadas, los callejones y portales, las calles empedradas, cuando te cruzas con algún vecino y le saludas como si os conocierais de toda la vida. Hemos visitado el museo del aceite, hemos hecho rutas por varios pueblos de los alrededores, ruinas, castillos, calzadas romanas. hemos paseado por senderos y bosques de pinos, nos hemos metido de " patas " en el rio ( con botas de agua claro ) hemos comido castañas, setas, vino y aguardiente casero.