CLÁSICO
Está situado al final del parque Sempione, ofreciendo una vista imponente del mismo desde el parque. Tiene 25 metros de alto por 24 de ancho. En 1806, Napoleón Bonaparte encargó a Luiggi Cagnola su construcción para conmemorar sus victorias, al ser éste derrotado en la batalla de Waterloo, las obras se paralizaron hasta 1826 cuando Francesco I de Austria retomó el proyecto, con ciertas modificaciones, ya que deseaba dedicar dicho arco a la Paz Europea lograda en 1815, se le encargó de nuevo a Luiggi Cagnola, tras la muerte de éste en 1833, Francesco Paverelli y Francesco Londoño continuaron con