Arties

Un lugar para pasear, para perderse. Eso es lo que hicimos, dejamos el coche en uno de los parquings habilitados y empezamos a callejear sin rumbo fijo a través de increibles casas de colores, calles de piedra y como no, arquitectura románica.

Arties es quizás, el pueblo mas coqueto, chic y afrancesado de los que hemos visto en la zona. Impresiona la cantidad de tiendas y restaurantes que hay siendo tan pequeño. Eso si, todas de una calidad y un glamour exquisitos. A veces da miedo hasta entrar;-)

Sus magnificas vistas y el honor de ser recorrido por dos de los grandes ríos del valle, Garona y Valarties, le da aún más belleza. Conserva muchas casas de piedra, madera y pizarra típicas de la zona, pero también sorprende una arquitectura muy afrancesada de casas de colores que parecen sacadas de un cuento.

Arties, además de ser precioso, es el pueblo del Valle de Arán -exceptuando a Vielha- que más hoteles y restaurantes posee. Flanqueadas sus callecitas empedradas por bellas casas montañesas con tejados de pizarra, la villa, que destila un aire elegante y refinado, tiene antiguos puentes de piedra que atraviesan el cristalino y torrentoso río Garona. En un promontorio se emplaza la ineludible iglesia de Santa María, un templo románico con espectaculares frescos góticos.

Situado en un pequeño ensanchamiento del río Garona, mi opnión personal es que se trata del pueblo con más encanto de la Val D'Aran.

Pasear por cuidadísimas calles constituye un lujo para la vista, la casa Ço de Pauet de 1549 con sus ventanas adornadas con relieves de piedra y escudos se mezcla con construcciones recientes que han sabido respetar en todo momento la belleza de entorno.

En su término se mezclan las aguas del río Garona con las del Valarties y a pesar de su poca población es uno de los pueblos con más oferta hostelera del valle.

Arties es verdaderamente

Ubicado en el Valle de Arán, en los pirineos de Lérida, ofrece estampas singulares en cada estación del año. Su arquitectura rústica típica pirenaica, acompaña los paseos entre calle y calle, dándole un encanto especial. Las fotografias, del otoño donde los colores dibujan paisajes muy acogedores.

Pueblito precioso de la Vall d'Aran , otro de los pueblos con encanto de esta zona

Delicioso pueblo pirinaico, con sus casas de piedra y tejados de pizarra. Su estrechas calles hace que prácticamente el núcleo sea peatonal. Es pequeño y se ve ràpido, pero vale la pena hacer una parada en el viaje y perderse entre sus calles

Es una preciosidad de pueblecito,me quedé encantado con sus calles,casas,entorno,su enclave,su todo. Me gustaría no tardar en volver porque me quedé prendado de El....Os recomiendo que os deleitaseis la vida visitándolo.

Esta encantadora localidad de montaña, en pleno valle de Arán, ha preservado las casas de piedra y pizarra típicas del valle pese a su tirón entre los aficionados a los deportes de invierno, que llenan todos los años sus prestigiosos hoteles y restaurantes.
Precisamente uno de los edificios más antiguos del pueblo, la casa Portolá, ha sido convertido en Parador sin perder su aire medieval y su robusto torreón, rematado por una torre puntiaguda.
Además, no pases por alto la visita a la preciosa iglesia románica de Santa María, con su estilizado campanario, y echa un vistazo a la fachada de la casa Paulet, con sus misteriosas cabezas en relieve.