Ele Baños
Mi primer onsen
¿Sabéis cuando todo lo que habéis leído sobre un sitio o experiencia sobra? Pues así fue la primera vez que yo probé un onsen (baños de aguas termales japoneses).
Fue en este ryokan o albergue (es difícil definirlo) en Hokkaido.
Se trata del alojamiento perfecto para explorar el Parque Nacional de Daisetsuzan: Barato, cómodo y muy bien situado.
Existen alojamientos occidentales y orientales (recomiendo esos últimos) y sus tarifas incluyen desayuno y cena (lo cual es muy necesario ya que no hay muchos lugares para comer por allí). Las habitaciones son grandes y la comida está muy buena, además, el ambiente es muy variado y agradable: Desde mochileros occidentales hasta familias japonesas con niño y abuelo incluidos.
Pero, sin duda, lo mejor de este lugar es su onsen… A Asahidake llegarás, seguramente después de un largo viaje que, entre trenes nocturnos, trenes diurnos y autobuses, puede llegar a ser de 16 horas. Llegas cansado, con pocas ganas y tus últimas fuerzas las dedicas a preparar la ruta del día siguiente. Entonces lo mejor es esperar a que abran el onsen y pasar las últimas horas del día a remojo.
Se trata de un baño tradicional japonés compuesto por una parte interior, destinada a la limpieza propiamente, y una parte exterior. A esta última accedes directamente desde la zona de baño y, normalmente, desnudo. Aunque sea verano, en la zona de Hokkaido las temperaturas bajan bastante por la tarde así que cuando sales al exterior corres para sumergirte en el diminuto (y ardiente) baño termal del que se evapora agua constantemente.
Entonces sólo queda relajarse, con el cuerpo sumergido en agua caliente, la cara recibiendo el fresquito que baja de las montañas y con unas vistas espectaculares al Parque Nacional.
Yo salí del onsen renovada (es muy de anuncio pero es la palabra perfecta) y sintiéndome muy pero que muy bien.
Durante el resto del viaje por Japón probé otros onsen pero nunca fueron lo mismo que esa primera vez en Asahidake…
Se trata de un baño tradicional japonés compuesto por una parte interior, destinada a la limpieza propiamente, y una parte exterior. A esta última accedes directamente desde la zona de baño y, normalmente, desnudo. Aunque sea verano, en la zona de Hokkaido las temperaturas bajan bastante por la tarde así que cuando sales al exterior corres para sumergirte en el diminuto (y ardiente) baño termal del que se evapora agua constantemente.
Entonces sólo queda relajarse, con el cuerpo sumergido en agua caliente, la cara recibiendo el fresquito que baja de las montañas y con unas vistas espectaculares al Parque Nacional.
Yo salí del onsen renovada (es muy de anuncio pero es la palabra perfecta) y sintiéndome muy pero que muy bien.
Durante el resto del viaje por Japón probé otros onsen pero nunca fueron lo mismo que esa primera vez en Asahidake…
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