mmozamiz
Ya comenté en algún otro rincón que los tr...
Ya comenté en algún otro rincón que los transportes en Laos no son del todo malos, aunque todo depende de lo que elijas. Todas las opciones de transporte público para ir de una ciudad a otra pasan por los autobuses, ya que apenas hay líneas ferroviarias o tranvías, y dentro de los autobuses siempre puedes elegir los turísticos vips, que están muy bien acondicionados, los turísticos, que son muy similares a los más antiguos de España, y los locales, que están completamente destrozados pero te ayudan a conocer mejor las costumbres y la vida laosiana y, normalmente, llenan tu viaje de anécdotas simpáticas. Os aconsejo que, al menos una vez, escojáis esta última opción.
La ruta de Vang Vieng a la capital de Laos, Vientián, la realizamos en un autobús local. Es una ruta de entre cuatro y seis horas, depende del autobús que elijas, así que como os podéis imaginar, nuestro viaje duró seis horas largas.
Los autobuses locales son muy viejos y no cuentan ni con calefacción, ni con aire acondicionado ni nada de eso. Además, suempre suele tener alguna ventana rota y no es raro que se tenga que parar en medio del recorrido porque ha pinchado alguna rueda.
Al principio, cuando nos metimos en el autobús íbamos solos, pero poco a poco fue metiéndose gente. Lo más habitual es que la gente que toma este transporte sean los propios laosianos y lo hacen con cientos de bolsas y bultos, ya que aprovechan para llevar de todo, desde la cosecha de un mes hasta la ropa que se vende en los mercados. Así, que al final te encuentras en un autobús totalmente lleno en el que no te puedes mover de ningún modo. Cuando crees que la situación no puede ir a más, aparece de repente un revisor y empieza a estirar los asientos, sí, si, como suena, así que donde antes iban sentadas dos personas poco a poco van sentándose tres. En fin, un caos pero un caos muy divertido.
Como vas pegado al resto de la gente lo más habitual es entablar alguna conversación con los de al lado y así puedes conocer mucho mejor el mundo de los laosianos.
Es un viaje algo duro, ya que pasar así más de seis horas no es sencillo, pero al mismo tiempo, es una experiencia muy gratificante, ya que eres uno más de ellos. Os recomiendo que, al menos una vez, probéis a viajar de esta humilde forma, porque llena muchísimo.
En cuanto a la ruta de Vang Vieng a Vientián, se trata de un trayecto muy bonito y en el que se pueden contemplar unos preciosos paisajes compuestos por bosques repletos de verdor, arrozales interminables y pequeños pueblos donde parece que el mundo se ha parado.
Los autobuses locales son muy viejos y no cuentan ni con calefacción, ni con aire acondicionado ni nada de eso. Además, suempre suele tener alguna ventana rota y no es raro que se tenga que parar en medio del recorrido porque ha pinchado alguna rueda.
Al principio, cuando nos metimos en el autobús íbamos solos, pero poco a poco fue metiéndose gente. Lo más habitual es que la gente que toma este transporte sean los propios laosianos y lo hacen con cientos de bolsas y bultos, ya que aprovechan para llevar de todo, desde la cosecha de un mes hasta la ropa que se vende en los mercados. Así, que al final te encuentras en un autobús totalmente lleno en el que no te puedes mover de ningún modo. Cuando crees que la situación no puede ir a más, aparece de repente un revisor y empieza a estirar los asientos, sí, si, como suena, así que donde antes iban sentadas dos personas poco a poco van sentándose tres. En fin, un caos pero un caos muy divertido.
Como vas pegado al resto de la gente lo más habitual es entablar alguna conversación con los de al lado y así puedes conocer mucho mejor el mundo de los laosianos.
Es un viaje algo duro, ya que pasar así más de seis horas no es sencillo, pero al mismo tiempo, es una experiencia muy gratificante, ya que eres uno más de ellos. Os recomiendo que, al menos una vez, probéis a viajar de esta humilde forma, porque llena muchísimo.
En cuanto a la ruta de Vang Vieng a Vientián, se trata de un trayecto muy bonito y en el que se pueden contemplar unos preciosos paisajes compuestos por bosques repletos de verdor, arrozales interminables y pequeños pueblos donde parece que el mundo se ha parado.
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