Edificio Amaya (Ayuntamiento de Cádiz)

Lo del cambio de nombre, algunos malpensados, afirman que tiene que ver con ka muerte en el penal gaditano de La Carraca de Francisco de Miranda, uno de los luchadores por la libertad en América.

Fue realizado en 1795 por el arquitecto ubriqueño Miguel de Olivares y Guerrero. que fue el elegido para sustituir a Torcuato Cayón en la construcción de la Catedral. Inmediaamente las familias nobiliarias más importnates de Cádiz pugnaron por tener en su patrimonio aluna obra de tan insigne arquitecto. Los Miranda lo lograron y les levantó este edificio rectangular en un sitio muy destacado del entramado urbano. Tuene cinco plantas, las tres inferiores con un almohadillado alargado que recuerda vagamente el herreriano. Las dos plantas superiores con pilastras jónicas y frontones triangulares. Se le considera estilo neoclásico pero no es un neoclasicismo puro porque sino más convencional, posiblemente por los clientes del arquitecto. Para el clasicismo una de sus normas más importantes es la proporcionalidad, todo se halla en un tamaño equilibrado con respecto al resto de elemento. Por ejemplo si fuese una estatua la cabeza sería la séptima parte de la escultura. Si algo nos ayuda a distintgui lo clásico es precisamente lo armonioso de sus formas.

En cambio el neoclasicismo acostumbra a romper la proporcionalidad, en este edificio esto sólo se produce en las diferencias entre las plantas superiores e inferiores. Un detalle muy habitual en el neoclasicismo es la ubicación de balcones u otros elementos en alguna esquina, rompiendo la línea recta. En el edificio Amata existe una curiosa hornacina en una de sus esquinas, pero no ocupa propiamente la squina sino que está junto a ella. Esta hornacina es interesante porque es una reproducción de la fachada principal pero con mucha más decoración, quizás lo que le habría gustado diseñar a su autor. Se puede contemplar en la fachada lateral, a mano derecha, del edificio.

Encima del todo el edificio se cierra con balaustrada y jarrones pétroes, Desde esa azotea se consigue una magnífica vista tanto del puerto como de la zona vieja de Cádiz.

Actualmente es un edificio municipal, aunque haya quien aún resiste como la confitería que hace esquina donde siempre compraba el típico turrón de Cádiz. La entrada principal es un simple arco de medio punto entre pilastras y, afortunadamente, es visitable porque en este edificio radican diversos servicios municipales lo que justifica su entrada.

En la fachada se puede leer que es la Oficina de Recaudació ejecutiva, pero ni caso. En realidad en Cádiz si tienes que aboanr algún impuesto municipal lo puedes hacer desde una oficina de Cajasur, habiendo una en la recepción del propio Ayuntamiento. Y si necesitas un duplicado de recibo lo tienes que pedir en la oficina de Tesorería del Ayuntamiento, así que la presunta Recaudación Ejecutiva debe rtatarse de oficinas internas. En cambio hay otros servicios municipales que sí facilitan el paso como pueden ser la Oficina de Atención al Consumidor en la panta baja, los Servicios osicales y las sedes sindicales.

Entrar en este palacio es conocer la tipología de los palacios clasicistas de Cádiz entre los sigos XVIII y XIX, pues el edificio Amaya, por la importancia de su autor y de sus residentees, se convirtió en el modeloa a imitar por todos los demás.