La sede del poder
Construido a finales del siglo XV, el ayuntamiento de Berna, lleva siendo desde un principio, el lugar de reunión de los 160 miembros del Parlamento Cantonal, aparte de ser el lugar desde donde se gobierna la ciudad de Berna, que increíblemente se erigió como capital de Suiza en 1848.
Y digo lo de increíble, porque quien no recorra la ciudad en su totalidad, sino sólo su casco antiguo no creerá que algo tan bello pero tan sencillo pueda ser el centro de la Confederación Helvética.
Pero centrémonos en este bellísimo edificio gótico tardío cuya planta baja ( por lo que está elevado) sirvió en principio para almacenar grano y que está custodiada por la recia iglesia de San Pedro y San Pablo y la Cancillería del Estado.
Quizá sea esa parte de su belleza. Fijarnos en las delicadas columnas que soportan el baldaquino de entrada y al que se accede por dos escaleras laterales, o el porte de fortaleza que presenta su fachada principal. La plaza donde se ubica es uno de los numerosos oasis de tranquilidad que nos regala la preciosa ciudad de Berna, plena de espacios donde poder disfrutar de las evoluciones artísticas y arquitectónicas de un lugar que parece recién salido de la Edad Media.
Del edificio en sí mismo poco más hay que decir, aparte de que a lo largo de sus siglos de vida ha ido sufriendo afortunados o desafortunados cambios que lo llevaron a perder unos preciosos baldaquinos que recorrían las escaleras y que daban sombra a unos setos frondosos y llenos de flores o unas buhardillas que embellecían el tejado y que hoy ya han desaparecido, pero que siguen a la vista en las fotos que ilustran las páginas oficiales de la ciudad.
De cualquier modo, el lugar bien merece cinco minutos de nuestro tiempo en Berna.


