Rita Gómez
Un crepúsculo mágico en la tundra
Otoño, la estación del año más esperada por los osos polares del sur la Bahía de Hudson. Llega el frío, las primeras nevadas, las ventiscas y el agua de la bahía se hiela. El nuevo estado del líquido elemento significa, para los osos, el acceso a su alimento principal: las focas. Después de unos largos meses de ayuno, el señor de la tundra volverá a cazar, recuperará peso y sobrevivirá, un año más, a las durísimas condiciones del medio en el que vive y al que tan adaptado está.
Este oso polar deambulaba solitario bajo un cielo escarlata.