El paseo de las 70 estatuas de Jizō
En la zona de Nikko conocida como Abismo de Kanmangafuchi, se encuentra mi rincón favorito de toda nuestra visita a Nikko, y eso que me gustó todo... Se trata de Bake Jizō, Narabi Jizō (Jizōs en línea) o Hyaku Jizō (los 100 Jizōs) todos mirando hacia el río Daiya.
Jizō, es como se llama en Japón al Bodhisattva Ksitigarbha, una de las divinidades más conocidas en Japón, venerado como guardián de los no nacidos, abortados, muertos jóvenes... Suelen encontrarse vestidos con baberos y gorros de color rojo, puesto que según el folclore japonés este color ahuyenta a los demonios y la enfermedad. A menudo son adornados con juguetes.
En la religión budista se cree que los niños que mueren antes que sus padres son enviados al infierno para ser juzgados, puesto que todavía no han podido realizar suficientes buenas acciones en su vida, y han causado con su muerte un gran dolor a sus padres. Los niños tienen que probar la bondad de sus almas y desprendiéndose de sus ropas ruegan por su salvación construyendo pequeñas torres de piedra que trepar para salir del limbo y alcanzar el paraíso de Buda. Por ello, los padres desconsolados, visten a Jizō para que proteja a sus hijos perdidos y les ayude a cruzar al otro lado del río Sanzu para llegar a la vida después de la muerte.
También se le cree protector de las mujeres embarazadas, bomberos y viajeros y por esta razón a menudo son colocados en senderos o caminos.
Debido a la inundación que se produjo en Nikko en 1902, entre otras cosas se perdieron unos 30 Jizōs. Se cree que si los cuentas varias veces nunca te sale el mismo número, puesto que los Jizōs te intentan engañar cambiándose de lugar, por esa razón no se sabe con exactitud su número real.


