Setas a la plancha
El Bar Cid es otro de los míticos de la zona de la calle Laurel. Está, concretamente, en la Travesía del Laurel: fácilmente reconocible por su aire tradicional, que se siente ya desde fuera, y porque suele estar lleno.
El plato típico es tan simple como sabroso: las setas a la plancha. En pincho, tapa o ración, como más te apetezca o según el hambre que tengas, están bien buenas y son consistentes: el pincho, su versión más pequeña, trae dos señoras setas entre panecillos y servidas con una salsa "que sólo conoce la abuela, y la abuela no nos lo cuenta", me dice el camarero. Es suave y no anula el sabor de la seta en sí misma, que, repito, es grande y se nota "de verdad". Y acostumbrada a las tristes setas que venden a veces en los supermercados, pues así da gusto.
Más allá del pincho y de los menús que sirven a diario, lo mejor del Cid es su atmósfera clásica, de taberna y público de los de toda la vida. Para no dejar lo popular y sencillo de lado en la ruta.
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