ANADEL
¡¡¡cuanto nos queda por aprender!!!.
Recorrí el torrent des Pareis hasta que el cartel anunciaba "peligro" y el camino se hacía más complicado, paisaje de excepción y sobrecogedor, y decidimos comer algo en unos de los restaurantes que jalonan esta pequeña playita.
El emplazamiento de este recae prácticamente sobre el mar, un lugar idílico y tranquilo sino fuera por lo improcedente del comportamiento de un grupo de unos quince jubilados que decidió sentarse a la sombra y junto a nosotros, a los cinco minutos de servirnos la comida, sino me voy. Sitio había en muchos lugares fuera del establecimiento, pero decidieron que allí se estaba mejor y allí se quedaron.
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