Diana Patricia Montemayor Flores
Barquito, barquito...
El casco viejo de Friburgo se caracteriza por sus angostas calles adoquinadas, aderezadas con unos arroyuelos llamados Bächle, que en la Edad Media servían de cauce para las aguas residuales, abrevaderos y para la extinción de incendios; y ahora contienen agua limpia que recorre las avenidas y resultan encantadoras para los visitantes. Pues un mayor atractivo se suman a estos arroyitos, resulta que a una cuadra de la Catedral se encuentra un negocio que vende barquitos de colores capaces de flotar y navegar por estas calles tan viejas como interesantes.
A pesar de que Friburgo es la ciudad
Que cuenta con mayor número de horas de sol al año, y por lo tanto la que tiene la temperatura mas alta del país, durante mi visita estuvo lloviendo, pero no se necesita mucha imaginación para ver a estos barquitos en un día claro perseguidos por los niños que los navegan.
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