andres jimenez
Un valle poco conocido y de gran belleza
Aunque para llegar hay que ir por una carretera estrecha de muchas curvas y después una pista en no muy buen estado con paciencia se llega a esta excursión fácil para toda la familia, de un par de horas tranquilas ida y vuelta.
Después de subir una cuesta de hormigón aparecen antes nosotros las espectaculares cimas y una cascada al pié de ellas que junto a las praderas y los árboles que las puntean hacen del lugar un pequeño trozo de paraíso. Fuimos en otoño, final de octubre, y el despliegue de colores era impresionante. Unido a la poca gente y el ruido del agua que te acompaña en todo
El recorrido te hace pensar que tienes que volver para verlo en primavera y en invierno, para ver los diferentes colores que el Creador, ese gran artista divino, se ha deleitado en decorar este pedacito de territorio.
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