Barrio Chino

Nada más bajarme del tren Amberes, casi al salir de la estación ya intuí una puerta china que me llamó mucho la atención al otro lado de la plaza. Está muy céntrico ya que al otro lado de la plaza ya puedes coger la senda para ir hacia la Calle Meir, la más céntrica y comercial de la ciudad.

Acababa de descubrir lo que se conoce como el barrio chino de Amberes. La verdad es que me llamó mucho la atención dado el gran parecido con el barrio chino de Londres.

Ya os podéis imaginar mas o menos el tipo de tiendas que había por sus calles: Peluquerías de chinos, tiendas de electrónica, etc. La verdad es que el rato que paseamos por sus calles nos pareció muy tranquilo y apenas vimos a orientales.

Dice un amigo que, en no muchos años, los chinos colonizarán económicamente Europa y, entonces, esto de que haya un comercio chino en cada esquina, de que llenen las calles de dragones en su año nuevo o de que existan 'chinatowns' oficiales no nos molará nada. Hasta que llegue el momento, dice, "les reímos la gracia". Lo hagamos o no, el caso es que Amberes, como muchas otras ciudades, también cuenta con su trocito chino.

China Town Antwerpen, "la única Chinatown oficialmente reconocida en Bélgica", según indica su web, está en una de las calles que salen de la majestuosa Estación Central. Presidida por un arco típicamente, pues eso, chino, la calle está llena de restaurantes del país. ¿Que cómo es que se plantaron los chinos en Amberes y se dedicaron a montar restaurantes hasta tener su propio barrio? Un estudio que tienen colgado también en la web explica que, hasta la Segunda Guerra Mundial, llegaban como marineros (Amberes tiene uno de los puertos más importantes de Europa) y que, después de ésta, y gracias a las relajadas políticas de inmigración de países de Europa occidental como Gran Bretaña, Holanda, Bélgica y Alemania, muchos chinos de Hong Kong emigraron y empezaron a abrir restaurantes de comida tradicional china. La primera generación no tenía ni idea de "sofisticadas técnicas de marketing", simplemente ofrecía comida muy barata: si daban beneficios fue porque ahorraban, por ejemplo, en personal, poniendo a trabajar a la familia y los niños. Hoy en día, la ¿tercera? ¿cuarta? generación ahí sigue, con su comida a buen precio y supermercados de productos propios.