A espaldas del remozado y concurrido...
A espaldas del remozado y concurrido Cais da Ribeira se esconde el auténtico corazón de Oporto, un entramado de callejuelas estrechas, lóbregas y desgastadas que acompañan al transeúnte en una continua ascensión hasta la cima del Monte de la Se en el cual se alza la majestuosa silueta de la catedral fortaleza y el palacio episcopal.
Mientras ascendemos por las “Escalas do Barredo” no podemos dejar de percibir en los pocos vecinos que nos cruzamos cierta sensación de soledad, abandono, melancolía y nostalgia. Si embargo el color ocre intenso que predomina en la mayoría de las fachadas, el blanco inmaculado de la colada tendida al sol y el verdor de las plantas que adornan las barandas de los balcones ponen una nota de color y tipismo que nos hace olvidar por un momento las miserias que se esconden tras los muros de las casas que vamos dejando atrás.