El antiguo barrio judío, Ghetto, dio ...
El antiguo barrio judío, Ghetto, dio nombre a todas las juderías del mundo en las que fueron encerrados los miembros de esta religión y, por extensión, a todos aquellos lugares en los que se aisló a una minoría étnica, religiosa o, simplemente, distinta.
Aquí, como por otra parte es lógico en Venecia, las murallas son de agua, no de piedra. Anchos canales separan el barrio, creado en 1516 y ampliado más tarde con el Ghetto Nuovo, del resto de la ciudad.
El aislamiento, feroz en otros tiempos, ha conseguido que la zona sea ahora una ínsula dentro de esa otra isla encantada que es Venecia. Allí no hay ruidos, ni prisas, ni apenas turistas, lo que sorprende en una ciudad colonizada por las cámaras y los paseantes, como es Venecia.
Tiendas de productos kosher, una librería de textos hebraicos, tiendas de objetos para el culto y dos sinagogas reciben al turista en este barrio que, incluso arquitectónicamente, está alejado del canon veneciano: Casas bajas y de apariencia pobre, calles más estrechas aún que las del resto de la laberíntica ciudad, y, sobre todo, silencio. Mucho silencio. Como si pasáramos una puerta que nos devuelve al siglo XVI, época de fundación del barrio, cuando el turismo aún no existía y gritar en la calle era sólo propio de verduleras y vendedores ambulantes.
Es el rincón de más paz de Venecia. Es la otra Venecia. La mágica, la escondida. La que no se suele visitar.
