Berlin

Encontré pocas cosas que no pudiese hacer en Berlín.
Conocer la historia de la Segunda Guerra Mundial, nazismo y guerra fría. Monumentos como el Memorial del holocausto, lugares como el Checkpoint Charlie, museos como el de la Topografía del Terror.
Encontrar impresionantes ejemplos de arte urbano: desde los murales en la East Side Gallery, lo que queda del muro de Berlín, a los murales que se pueden encontrar en distritos como Kreuzberg.
Ver las obras de arte más impresionantes de todas, todas, las épocas distribuidas entre más de 100 museos: sólo en la conocida Isla de los Museos uno puede encontrar algunas de las obras fundamentales de la historia del arte, pero visitando las pequeñas galerías de la ciudad, así como museos como C/O se pueden encontrar verdaderas joyas.

Como en toda ciudad con metro que se precie, no deja de ser un lugar con encanto para los amantes de los lugares subterráneos. El metro de Berlín tiene también esos rincones, como esta estación de Weberwiese en tonos amarillos que se confunden con los vagones del mismo color. Las hay de otros colores y también en la superficie sobre puentes, pero ésta me pareció simétricamente preciosa.

Una ciudad increíble, llena de cosas por hacer, edificios alucinantes, una arquitectura espectacular y el Muro de Berlín, uno de los restos históricos contemporáneos más importantes del mundo y de Europa.

Berlin es una ciudad auténtica con gente amigable a pesar de su fama de ser fríos y calculadores. La ciudad está llena de contrastes desde el gris pasado comunista hasta la belleza de los edificios antiguos.

Ir pillando transbordo en transbordo para llegar a otro punto turístico en Berlín y la gente sigue su camino entre los enrevesados vagones de color amarillo y esas sillas rojas.

Paseando por las calles de Berlín