Puente de Bir-Hakeim
Lo nuestro fue un amor a primera vista, un auténtico flechazo que sacudió todos mis sentidos. Estábamos paseando por el Sena cuando de repente le vi, destacaba entre todos sin esforzarse, su silueta llamaba la atención y no pude evitar mirarlo, fijarme en él, querer saber más de él, acercarme más y más... Pero el barco siguió su destino, y nos fuimos alejando sin yo poder evitarlo.
El destino quiso reunirnos, de nuevo, casi un año después. Por casualidades de la vida fuimos a bajarnos en su propia parada de metro, y ahí fue cuando supe su nombre, la emoción de verle de nuevo no me dejaba concentrarme, no sólo lo había cruzado por debajo, sino que ahora también le había pasado por encima, y todavía había más!! Iba a andar sobre él!! A verle de cerca y compartir unos minutos juntos, observando desde su balcón privilegiado la Torre Eiffel. La despedida fue difícil, pero cuando vuelva se que estará ahí, esperándome.