Pequeñísimo poblado sobre un espectacular acantilado
Me di la oportunidad de conocer Bonifacio un sábado en un viaje express saliendo de Cerdeña. Como tenía pocas horas decidí tratar de aprovecharlas al máximo. De cualquier modo creo que unas 5 ó 6 horas son suficientes para conocer este pequeño poblado corso que tiene su propio encanto.
Para empezar si llegas en ferry desde Cerdeña, Italia, te sorprenderá ese macizo de color muy claro que es el acantilado sobre el cual está ubicado el casco urbano de Bonifacio. El color del mar es intenso y sus aguas un poco agitadas pues chocan de lleno con las rocas del lugar. La vista desde el mirador es increíble, en días claros puedes ver Italia y muchos cruceros que se aproximan a la isla.
Ya dentro del pueblo en sí destacan sus estrechas calles que asemejan un pueblito medieval pero con el encanto de la costa. Muchos restaurantes y tiendas de souvenirs estarán por todos lados a donde mires. La mejor manera de conocer la ciudad es caminando lentamente siguiendo sus calles de norte a sur y este a oeste. Posteriormente puedes mezclar los sentidos y admirar las fachadas de esta antiquísima población.
Si en 4 horas ya has recorrido todo el sitio, recomiendo descender entonces a la marina de Bonifacio, en donde podrás maravillarte con los múltiples yates de lujo que atracan y parten al medio día y al atardecer. Los restaurantes y boutiques de esta zona son un poco más caros que los ubicados en el el caso antiguo por cierto.
Ya cerca de terminarse el día regresé a Cerdeña a bordo de un ferry no sin antes despedirme maravillado todavía de la singular y caprichosa silueta del acantilado de Bonifacio.


