Bosques de Bambú de Arashiyama

Cuando pensamos en bambú nos vienen a la mente los troncos de bambú cortados para hacer mesas o algún adorno en nuestro país pero nunca pensamos en un conjunto de árboles que puede hacer de la naturaleza lo más bonito de un lugar y eso es lo que sientes y observas cuando te encuentras en Arashiyama.

Una vez que te adentras no puedes pensar nada más que en mirar arriba, en llegar al fin de estos árboles con tu mirada para intentar vislumbrar los rayos de sol que pasan cada día desde sus copas con cierta dificultad.

Un bosque hecho arte o lienzo en un país tecnológico como ningún otro.

El bosque de bambú de Arashiyama, una pequeña población de las afueras de Kyoto, fue una de las más agradables sorpresas de mi último viaje a Japón. Pasear por la maraña de altísimos y flexibles troncos de bambú mecidos por el viento mientras la luz del sol casi desaparece es toda una experiencia. el conjunto conforma un rincón con un encanto y una belleza excepcionales. Una belleza que el día de mi visita se vio incrementada con la presencia de dos maikos, aprendices de geisha, paseando y admirando la belleza del bosque mientras el viento mecía los altos troncos verdes.
Ese fue el momento

El bambú es siempre impresionante ver como troncos tan delgados pueden llegar a ser tan altos y cuán duro pueden llegar a ser es algo que impresiona. De hecho en muchas zonas de China los andamios se hacen de bambú.

Imaginad ahora de bosque de bambú en todo su esplendor en el que los rayos de sol apenas entrar entre los gigantescos tallos. Un bosque como este podéis encontrar en los alrededores de Arashiyama, cerca de una de las estaciones del Trokko Train.

Adentrarse en este bosque es verse rodeado de altísimas cañas, donde la luz se cuela escasamente y se respira una ambiente relajado. Si estás en silencio y la suerte está de tu parte (con poca afluencia de turistas), podrás escuchar el tintineo de las cañas al topar unas con otras.

La entrada es gratis y está abierto hasta el atardecer, lo que te permitirá explorar antes el barrio de Arashiyama que es una delicia.

En mi caso, hice primero la visita al Templo Dorado (Kinkaku) por la mañana (al noroeste de Kyoto) y luego desde la misma parada del bus, me dirigí directamente a Arashiyama.

El bosque de bambú de Arashiyama es un lugar especial, aunque es muy turístico. Nosotros tuvimos mucha suerte ya que ante la amenaza de que una tormenta tropical llegara a Kioto, prácticamente estuvimos solos. Es lo bueno de que no hablásemos japonés, no nos enteramos de lo que se avecinaba. Menos mal que un chico americano nos avisó de que iban a cerrar las estaciones de tren en poco tiempo (debido a la tormenta) y pudimos volver al centro a tiempo!

Arashiyama está al oeste de la ciudad de Kioto, tiene un bosque de bambú extraordinario, muy bonito de apreciar, sacar fotos y disfrutar de un sitio para mi muy poco común.

Transmite una paz increíble. Está a las afueras de Kyoto, pero cerca. Puedes llegar en bus o en tren. Se puede pasear a la vera del río y también rickshaw, que son vehículos de 2 ruedas tirados por un hombre.

Cerca hay otros sitios interesantes de ver, como el templo Tenryu-ji que fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Muy chulo aunque es menos de lo que aparece en las guías de viaje. Lo pasamos de lujo por que se puso a llover y tuvimos que ocultarnos en una caseta a un lado del camino hasta que dejó de llover.

Igualmente precioso lugar, recomendaría pasar el día entero por la zona, porque no es sólo el bosque de bambú, son los templos y el resto de zonas verdes y colinas que son preciosos.