Para probar todas las delicias argentinas.
Es una confitería tradicional del barrio de Almagro, de esas en donde mi abuela compraba las facturas y el pan cuando mi mamá era chica. Al entrar te encontrás con un mostrador en forma de semicírculo que rodea todo el local, en cada centímetro del mostrador se exhiben una cosa más rica que otra. Les recomiendo primero hacer una visualización completa de todo lo que hay para comer antes de elegir. Las opciones son súper variadas, los sanguchitos de miga son frescos y vienen bien cargados, dentro de lo dulce hay de TODO! Y todo se recomienda, las facturas son excelentes (aunque la crisis las hace ser un poco más pequeñas que antes), las masitas exquisitas, en todos mis cumpleaños elegimos una torta este lugar para probar. Definitivamente no se lo pueden perder.