juan carlos
Como en casa
Los dueños de esta cafetería siempre han pretendido que entrar en ella fuera significara dejar atrás la bulliciosa realidad del mundo moderno sometido al yugo de los horarios y la productividad. Aquí el tiempo parece pasar más lento y, como si de un cabaret se tratara, la amable sonrisa de sus empleados sumado a las delicias que ofrecen, suelen ser más que suficientes para dejar relegados al olvido los problemas diarios.
A pesar de los cotidianos clientes del lugar, siempre es fácil encontrar alguna mesa libre o alguna butaca donde tomarse una humeante taza de café y algunas pastas. La
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