El primer café de Paris
En 1686 el siciliano Francesco Procopio tuvo la idea de abrir cerca de Saint-Germain-des-Prés un establecimiento donde se probaría el café, que se había introducido veinte años antes en la corte parisina.
Lo decoró a todo lujo con espejos, arañas, dorados y atrajo a la alta sociedad.
Voltaire y Rousseau eran habituales contertulios, en lo que fue el primer café literario. Diderot concibió entre sus paredes —según dice la «leyenda del Café»— su Encyclopédie y Benjamin Franklin, la Constitución de los Estados Unidos.
El Club de los Cordeliers, que aquí se reunió, con Danton y Marat como figuras principales, constituyó también un foco revolucionario.