Isabel de la Granja
Atmósfera oriental en Europa central
El café Shambala es un bar-sótano estupendo para resguardarse de la lluvia húngara, tomarse una bebida calentita y un bocado quitahambre sin pretensiones de gourmet.
La decoración es euro-asiáticas que combina mesas convencionales de madera y reservados con tatami al estilo japonés (te obligan a descalzarte y todo). En el centro hay un estanque de piedra con peces de colores y una pecera plana a la entrada, lo que crea una atmósfera orgánica y más emotiva.
Lo mejor son los cafés y tés (hay como 90 variedades) y los postres. Probé un té turco de naranja y yogur, un pastel de nueces y miel y las tostas de brie, rúcula y tomate seco. Todo muy rico y a unos precios estupendos: unos 8 euros las tres cosas.
Además, otro puntazo es que tienen Wifi gratis y libre (sin tener que introducir claves ni clavos). Lo negativo: el servicio, camareros muy jóvenes e inexpertos. Tardan mucho en servir y a veces se equivocan de pedido y/o cliente. En fin, gajes del oficio... de turista.
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