Sedas en la Cala del Charco
Sentarse cerca de las rocas, mientras el mar mediterráneo acaricia los acantilados de esta maravillosa cala virgen es, hoy en día, un privilegio del que todos debiéramos gozar. La tranquilidad que desprende este sitio queda ejemplificada en el sonido que el mar arranca de los cantos rodados que pueblan toda la cala. Al fondo una antigua torre vigía da al lugar un contexto histórico muy valioso. Un lugar donde perderse, cenar, compartir con los amigos o la pareja. Un rincón al que volver cuando el mundanal ruido nos sacude sin perdón.