Roberto Gonzalez
Oro y ladrillos
Como anticipo de la exquisita calle que vamos a visitar, el relieve dorado Lichtbringer (El portador de luz) nos permite entrar a un rincón poco conocido de la ciudad y que se levantó entre 1922 y 1931 gracias a un industrial y mecenas que pretendía simbolizar el renacer de Alemania tras la Primera Guerra Mundial.
110 son los metros de una calle que es sinónimo del arte de saber vivir. Rincones como el "Patio de los Artesanos", decorado con esculturas en bronce y piedra que recuerdan a ciudadanos que sobresalieron por su innovación y aporte a la economía de la ciudad, como el inventor del primer café descafeinado, o maravillosas casas de ladrillo con nombres propios como la de Robinson Crusoe, o la del Salón Celestial.
Las fachadas fueron destruidas en su mayoría en la Segunda Guerra Mundial y restauradas en la década de los 50, transformando la calle en el paraíso del comercio artístico gracias a su inusual arquitectura de pequeñas tiendas con aires Art Decó y Jugendstil.
Hoy, la Böttcherstraße es una de las más grandes atracciones turísticas de Bremen. Contiene muchos museos de arte (Kunstsammlungen Böttcherstraße), diversos talleres de artes y oficios, bares, restaurantes y negocios, el casino de Bremen y un hotel. Casi todos los edificios son propiedad de la fundación Roselius, apellido del magnate del café que tanto luchó por su creación.
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