Aquí, nada más entrar, se suspira
Ha tenido varios nombres durante su existencia pero simpre la misma esencia. Se llamó Ansina, luego Montevideo chico y ahora De los suspiros. Esta pequeña pero “enorme” calle está en Colonia del Sacramento, muy cerca de la caseta de información que está al lado del faro. Es una calle muy pequeña, pavimentada con piedras enormes y rodeada de unas casitas muy, muy antiguas, casi coloniales. De fondo, todo un cuadro puesto ahí con intención, la desembocadura del Río de la plata. Es un lugar de postal, precioso y diferente. Y hace muy buen honor a su nombre. Aquí, nada más entrar, se suspira, se sueña, se va uno a otra época, donde no había agobios, ni aglomeraciones ni nada de nada, sólo tranquilidad y quietud. Así es esta calle, una puerta, por definirlo de alguna forma, al pasado, donde por un momento nos olvidaremos y trataremos de meternos en ella, en sus paredes, en sus adoquines, en la farola de la entrada y, por supuesto, en el río.