Calle Katerina
Si hay un lugar autenticamente medieval en Tallín, ese es el pasaje, o calle de Katerina.
Ahora que ha sido rehabilitada y restaurada, eliminados los carteles de publicidad y otros restos de la modernidad que no deja ver lo antiguo, luce en todo su esplendor.
En un principio, lindando con el monasterio que es su vecino, la calle fue el hogar y lugar de trabajo de muchos artesanos y comerciantes desde la Edad Media.
Por desgracia, hoy soólo quedan un par de tiendas, algunas de ellas subterraneas y el resto lo ocupan restaurantes y bares. De cualquier manera no ha perdido su sabor arquitectónico, con los característicos arcos que se supone que se cubrían en verano para proporcionar sombra a los posibles compradores y los vendedores que exponían sus mercancías junto a los muros del claustro.