Calle que parece enmarcada en un cuadro
Acabábamos de pasar por el Monumento a las Tres Culturas y subiendo nos encontramos con un arco de medio punto realizado en ladrillos el que, cual marco de cuadro, nos deja entrever las blancas casas, sus floridos balcones y puertas y el cielo color pizarra contra el verde brillante de la sierra. Avanzamos por sus prolijas, bien empedradas y solitarias calzadas, con sus faroles típicos, algunas puertas azules, como la de la Casa de los Arcos en el nº 20, un solitario banco de madera que invita al descanso y nos asomamos por una baranda para ver abajo una plazoleta con sus maceteros, granadas de jardín, jazmines, palmeras pequeñas, alegrías del hogar, vincas y un abigarrado helecho plumoso de esos que se usan en las florerías para preparar finos ramos.