Marta Pilar
Luces y sombras de un callejón ajardinado
Veníamos caminando por Calle Alta cuando entre las luces del medio día y las sombras que daban la inmensa cantidad de plantas que lo cubre, una ermita con Cristo crucificado en su interior y un precioso azulejo, que narra cómo agruparse en el Peñón de Frigiliana, ingresamos a este callejón en el que al fondo pudimos ver el Restaurante El Adarve.
El nombre proviene por ser la ruta utilizada por los arrieros que subían los productos cargados en sus mulos llevando aceite, vino, miel, pescado, fruta y verduras, las que en algunos sitios cambiaban por otras mercancías.
Es tal la tranquilidad de sus habitantes antes quienes los visitan que siguen sus diarias rutinas como si no hubiese extraños paseando por allí, con lo cual no te llame la atención si ves alguna mujer blanqueando su casa con cal, o algún distraído arriero arrastrando una mula cargada de leña. El lugar es el callejón, los demás datos de la Oficina de Turismo de Frigiliana.
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