NATALIA VALLE BALNCO
Callejuela estrecha de Albarracín
He nacido y me ha criado junto al mar, donde las temperaturas son suaves y la brisa húmeda. Pero siento que no pertenezco a la costa, si no al interior, a los inviernos fríos, al aire seco y la tierra arcillosa y roja. Por eso me enamoré de Albarracín, más concretamente de su casco antiguo, que parece sacado de un decorado de alguna serie de televisión ambientada en el medievo, con sus calles irregulares y estrechas, sus casas con portones de madera, sus rejas y sus escudos familiares. Una gozada para la vista.