Calles de Karlovy Vary

Pasear por la bella ciudad de Karlovy Vary es algo así como estar en un cuento de hadas. Es verdad que no se trata de una gran ciudad y que se recorre en apenas un ratito, pero este sitio tiene un encanto especial. Seguramente, parte de su misticismo esté en su propia situación, en medio de un gran bosque y en una hendidura, lo que le ofrece un aspecto como de lugar de resguardo.

Además, las casas de colores, la gente paseando, los alrededores verdosos… todo le otorga un aura especial que hace que el viajero nunca se olvide de su visita a la ciudad.

Por sus calles paseó Goethe, Mozart, Beethoven, Chopin y tantas otras personalidades que contemplaron la belleza de la ciudad balneario. Quizás vinieron aquí buscando el descanso o esperanzados en el agua curativa de sus fuentes, o, simplemente, movidos por la moda del momento, que atraía a la aristocracia europea a balnearios como éste.

Sea como fuere, la ciudad tiene un colorido, una tranquilidad, una limpieza increíble de sus calles, que proporciona el mejor de los escenarios para los peatones que van de un lado a otro. Un pastel en una cafetería pequeña, un vaso de agua, por su puesto,

Si os sobran días en vuestra visita a Praga no dudéis en visitarla porque el viaje merecerá la pena. Podréis hacerlo en coche de alquiler o bien por excursiones organizadas desde la capital.

Sin duda yo os recomendaría un coche de alquiler para ir más a vuestro aire y no estar limitados de tiempo. Su gran avenida, sus montañas alrededor y su colores tan distinguidos parecerá que estás paseando por la misma Andorra.

Además es ciudad balneario! Por lo que no dudes ni un segundo en llevarte el bañador y disfrutar de sus aguas termales bien calentitas

Inspiradoras y evocadoras calles, de edificios con fachadas ornamentales preciosas. Que mantienen todavía su esplendor de antaño.

Puedes escribir todo lo que quieras: lo que más te gustó, tu experiencia personal... ¡Todo!

Además cuando estuve, nevaba, y fue alucinante.

La ciudad te transporta a otra época.

De gran finura, uno se imagina en películas de James Bond