Honor y gloria
El colofón de toda visita al Cementerio Nacional de Arlington es sin duda la que nos lleva a lo alto de una colina desde la que se ve todo Washington. Pero la vista no es lo importante, sino la ceremonia que cada día tiene lugar allí varias veces.
En un escenario realmente teatral, preparado ex profeso para tan honorable ceremonia.
En 1921 el Congreso aprobó el entierro de un soldado de la I Guerra Mundial sin identificar en la sagrada tierra del cementerio militar. Se le construyó un sarcófago de mármol blanco con relieves que representan la Paz, la Victoria y el Valor a la que se añaden seis coronas por cada una de las campañas de la I Guerra más una inscripción que reza: " Aquí descansa en honor y gloria un soldado americano conocido solo por Dios". Acompañándole se encuentran otras tres losas de mármol blanco, una por la II Guerra Mundial, otra por la de Vietnam y otra por la de Corea.