Cañadón del Río Pinturas

La excursión a la cueva de las manos se puede hacer directamente en coche hasta la entrada o con un pequeño trekking de 5 kilómetros que atraviesa el cañadón del río Pinturas, el río que creó la "rotura" en la que se encuentran los abrigos de la cueva de las manos.
Es un paseo sencillo que permite preparase para la cueva y que nos acerca un poco más si cabe a ese paisaje patagónico en el que el agua marca la diferencia entre lo más árido y el verde más intenso. Junto al lecho del río hay muchos árboles, entre ellos el típico calafate patagónico con sus frutos morados usados en repostería.

El acceso hasta las cuevas se realiza por un pista de ripio que puede recorrerse aunque el vehículo NO sea 4x4. Así se llega hasta la puerta de entrada, donde tendrás que hacer la visita guiada (hay una serie de horarios concretos), disfrutando de un lugar tan curioso como estas cuevas.

En realidad, más que cuevas es un entrante en la montaña en el que hay cientos o miles de manos pintadas "en negativo", una curiosa técnica pictórica, con una antigüedad que algunos dicen cercana a los 10.000 años.

Fui por primera vez en 1974. He vuelto al menos 7 u 8 veces ingresando por distintos caminos, inclusive por aire, pero siempre pienso, estoy seguro que mientras pueda, voy a volver.
Como todos los lugares donde los antiguos habitantes de Patagonia dejaron su testimonio en pinturas o petroglifos, es un lugar "mágico", pero tal vez es en el que esta "magia" logra su máxima expresión.