Con o sin lujo, hay que sumergirse!!
Carnac es la viva huella del pasado más antiguo del hombre en la tierra. Sus famosísimos campos de megalitos han hecho de esta ciudad un auténtico peregrinaje de curiosos que buscan admirar estos misteriosos monumentos. Lo mejor es admirarlos con la luz rasante de la madrugada o a última hora del día.
Çon 2.000 horas de sol anuales, Carnac es una de las zonas más soleadas de Bretaña. Junto a ese litoral salpicado de cabos y calas tranquilas, esta característica climática explica el éxito del turismo en esta población. En las Salinas, un lugar al que acuden numerosas aves, se pueden hacer tratamientos de talasoterapia en spas y resorts.
como ya he dicho anteriormente, los 3.000 menhires que se yerguen sobre las landas le han dado la fama a Carnac. Estas piedras trazan líneas de prácticamente 1 km. Las alineaciones más importantes son las Menec, Kerlescan y Kermario. Junto a ellas, se hallan el túmulo de Saint-Michel y el gigante de Manio (un mehir de 6,5 m de altura). Los menhires datan de la edad de 5.000 y 3.000 años antes de nuestra era. Te fascinará oír las leyendas que explican estos monumentos (algunas de ellas son increíbles!!). Prácticamente todas evocan su función astronómica. El Museo de la Prehistoria de la ciudad permite saber más sobre las piedras y nuestros antepasados, sin privarnos del misterio que envuelve este lugar.
Y después del Neolítico, llegaron las piedras de estilo renacentista. En el pueblo, la iglesia de Saint-Cornély (s. XVII) culmina su pórtico en un baldaquín bordado y, en el interior, podrás encontrar una obra maestra de hierro forjado. Cinco playas bordeadas de pinos disimulan las residencias aristocráticas de Carnac. En la Grande Plage (2 km) el club de yate confirma el alto standing del lugar. Con o sin lujo, hay que sumergirse en Carnac!!
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