Las cartujas de Zaragoza
Los cartujos son gente especial. Deciden pasar la vida en silencio y soledad, pero viven en comunidad con otros solitarios como ellos. Por eso las cartujas son monasterios muy especiales, que no se parecen a ningún otro, y en Zaragoza hubo nada menos que dos. En una de ellas, la de Aula Dei, todavía hay monjes, aunque están a punto de marcharse. Su nombre es conocido en el mundo entero por una razón: Goya fue quien pintó los enormes frescos de la iglesia. ¿Queréis saber más? Pues entrad en 'https://bit.ly/pftprd' y conoceréis su historia.
La otra es completamente diferente. La gente la llama Cartuja Baja, o de la Concepción, y allí no hay monjes desde 1835. ¿Qué es lo que os encontraréis si vais? Pues un lugar absolutamente especial, un monasterio convertido en barrio. A lo largo del siglo XIX la gente fue ocupando las antiguas construcciones, que se han transformado pero que en gran parte se mantienen en pie. De hecho entramos atravesando la antigua portería que se abre en la muralla que rodeaba el conjunto. Las galerías de los antiguos claustros son ahora calles, que no sólo han conservado la forma sino también los arranques de las bóvedas. El gran claustro alrededor del que estaban las celdas de los cartujos (algunas convertidas en casas actuales) es ahora el parque en el que juegan los niños. ¿Queréis verlo? Pues entrad en 'https://bit.ly/nx0ffj'
