Casa do Fidalgo

Hola a todos, soy Monse, propietaria de Casa do Fidalgo, quiero dejar un comentario de mi experiencia, ya que soy la que más tiempo paso en esta casa rural. Siempre digo que nuestro objetivo es que entre un cliente y salga un amigo, para ello además del trato cercano que creo que más o menos lo ofrecen todas las casas rurales, hacemos especial hincapié en los desayunos y las cenas, aquí cenamos todos juntos en plan gran familia de esta manera no solo nosotros conocemos a nuestros clientes sino que también entre ellos se conocen. Es una apuesta arriesgada pero de momento parece que funciona, a la gente le gusta porque es una experiencia nueva, es cierto que no todo el mundo puede hacer esto pero por norma general el cliente de casa rural es especial, está hecho de otra pasta, amante de la ecología, dispuesto a compartir y eso nos facilita las cosas.

Bueno, fui a esta casa movida por los comentarios tan positivos que pueden leerse en Internet con el objetivo de pasar un fin de año diferente con mi novio. La verdad es que lo primero que recomiendo es que si vais a ir y no conocéis la zona, llaméis antes a la casa para informaros bien del mejor camino para llegar. El lugar es bastante recóndito, obviamente puede ser positivo pero según los planes puede trastocar. Ojo con eso. Como todo el mundo dice, los dueños son muy cercanos, especialmente quería agradecer el buen trato por parte de Adelina. Montse muy maja y desde luego espontánea, incluso demasiado ya que hay bromas o imitaciones que cuando no hay confianza pueden resultar incómodas dependiendo del sentido del humor del cliente.

Efectivamente Inés, pienso que te equivocaste en la elección del momento, teniendo como tenías otras expectativas. ¡O desconoces lo que es el turismo rural! Por otro lado, me sorprende que siendo de la zona hayas tenido tanto problema en llegar, y además, los carteles están bastante bien indicados.
Nosotros también buscamos pasar un fin de año diferente alejado de los estereotipos sociales. Pero no por ello, dejamos de compartir risas, juegos y alegría con viejos y nuevos amigos, algo propio de una noche tan especial. Casa do Fidalgo es nuestro "Centro de Rehabilitación" donde sobre todo, mi hija de 10 años, ha vivido, vive y espero que siga viviendo experiencias inolvidables gracias a sus anfitriones y al entorno natural.