Magnífica estancia
Hemos pasado cinco días en la Casa do Prado, que se nos han hecho cortos e inolvidables. El entorno muy bonito, las habitaciones amplias, muy muy limpia y acogedoras. Toda la casa está llena de pequeños y encantadores detalles. Los desayunos excelentes, con el pan casero, la miel y las frutas también cosechadas por ellos, en fin una pasada.
Mención aparte merecen los propietarios, María Jesús (alma y vida de la casa), se desvive por atenderte siempre con una sonrisa en los labios y atenta a tus necesidades; yo estaba convaleciente de una operación que me obligaba a mantener dieta alimenticia y... solo se lo tuve que decir una vez, mi dieta fue escrupulosamente mantenida sin menoscabo de los demás huéspedes. Su marido, Paco, que se cuida del campo, nos amenizó las veladas con sus charlas de viejo lobo de mar.