Hemos pasado un fin de semana de Marzo allí.
Hemos pasado un fin de semana de Marzo allí.
La casa es preciosa manteniendo los detalles del torreón sobre el que está alojada, se aprecian partes de muro de piedra, troneras... y aún apesar de la antigüedad de la casa está bien acondiconada y aclimatada. Siendo la habitación muy confortable.
El trato con la dueña insuperable, encantadora, y accesible en cualquier molento para lo que se necesitase. Dando consejos de que visitar o hacer
El desayuno cuantioso y delicioso. Al ser una casa pequeña con pocas habitaciones se convive como una familia entre los huéspedes y la dueña, la cual se preocupa de que no falte nada, tostadas de pan rústico con mantequilla y mermelada casera, embutido, tomates, aceite, magdalenas de panadería....
sientes como si estuvieras comiendo en tu propia casa.
Salimos encantados y con ganas de repetir la experiencia.
Aparte del entorno insuperable, la comarca de Ribagorza, Pirineos, valle de arán, valle de Benasque...
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