Tranquilidad y vistas increíbles
Un gran hotel rural. Las habitaciones son sencillas pero cómodas y funcionales. Nosotros cogimos una de las habitaciones con vistas y como podéis ver en las fotos, eran impresionantes y merecían la pena.
El personal es muy simpático y amable y son capaces de crear un ambiente muy familiar. El hotel es muy muy tranquilo y puedes perderte por numerosos rincones en sus jardines para poder tomar el sol, echarte a la sombra a leer un libro o tomarte algo en sus terrazas. En verano el restaurante cierra por la noche ya que la cena se sirve en la barbacoa. El desayuno es buffet continental y está bastante bien.