Fin de semana desastroso.
Para empezar la entrada del hotel y el aparcamiento es un descampado de tierra que afea por completo la entrada al lugar. Las habitaciones estaban bien pero tampoco se esmeraron en detalles. Minibar y decoración bastante pobre.
La primera noche fue imposible dormir hasta que la gente se fue del restaurante ya que nos llegaban los ruidos y voces de la gente que estaba cenando. Al bajar a quejarnos nos sentimos ignorados. Vamos, que nos tuvimos que aguantar y dormir con tampones. La siguiente noche nos cambiaron de habitación para evitar ruidos pero no funcionó. Hubo otra cena especial de 18 personas y nos dieron más de las tres de la mañana esperando a que la fiesta terminara. Oíamos hasta como les ponían los cafés, las risas y gritos mientras cenaban y las voces de los que salían a fumar bajo nuestra ventana, y eso que estaba completamente cerrada. El aislamiento entre plantas es NULO.