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Estoy en un caserío de 1850, hoy ...
Estoy en un caserío de 1850, hoy convertido en exquisita casa rural. Como otros tantos en la comarca, los dueños del ‘Guikuri’ debieron adaptarse a los nuevos tiempos y buscar otras maneras de subsistir. Lo maravilloso es que los cambios no alteraron el espíritu del tradicional 'baserri' o caserío vasco: Más bien lo renovaron.
Lo primero que uno nota es un ambiente de cálido hogar; como en los caseríos de antaño, la vida cotidiana trascurre muy cerca. Sus dueños traen de lejos la costumbre de agasajar al visitante, así que disfrutan con cada detalle que puedan brindar. Han encendido el hogar al verme regresar cansada y con frío, y me han contado historias de invisibles seres que habitan los bosques de Gorbeialdea.
Guikuri tiene un lindísimo jardín con juegos para niños, y un edificio independiente construido en madera y piedra destinado al completo relax: Hidromasaje, sauna finlandesa y baño turco. En cuanto a la comida -a pedido- me han alimentado con platos caseros: Los desayunos -yogur, pan, zumos y dulces, leche que sabe como a recién ordeñada- han resultado una fiesta pro salud. Y las cenas... Luego de caminar los senderos del Parque Natural del Gorbeia, la deliciosa comida familiar de este caserío es todo lo que uno puede apetecer.
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