Una casa punto y aparte :)
Seguro que coincidís conmigo en que algo que nos gusta de los alojamientos rurales es el trato cercano de sus dueños. Incluso hay veces que ese trato se convierte en familiar. Y eso es lo que me ocurrió a mí al llegar a la Casa Rural Punto y Aparte. El recibimiento no pudo ser de lo más efusivo: Con besos y lametazos de Lola (la perra de las dueñas). Aunque a algunos este trato no les agrade del todo, a mí me demostró la naturalidad y espontaneidad con que trataban al cliente. Sobre todo con la "invitación de la casa" para que me tomara algo recién llegada del viaje.
Estuve hospedada dos noches, y la verdad es me supieron a muy poco. Me quedé con ganas de quedarme más días, y no lo digo sólo por el ambiente cómodo y acogedor de la casa, sino también por las estupendas cenas que ofrecen: platos caseros y con estilo para chuparse los dedos. De hecho, comí una carrillera riquísima y tiernísima...