La casa hace honor a su nombre
La verdad es que según se entra en la casa se respira felicidad. Los dueños son encantadores, se portaron super bien con nosotros, y antes de pedirles cualquier cosa que necesitaramos ya nos lo habían dado. Además, los desayunos que ponen son para morirse!!
Lo mejor es que esta en un pueblo muy tranquilo, por lo que la paz y el descanso están asegurados.
Se lo recomiendo a todos el mundo.