Carlos Olmo
Una ciudad medieval en el mar Báltico
La sensación que tienes en cuanto dejas la estación de tren en Stralsund y cruzas un pequeño istmo para llegar a la antigua ciudad medieval es que en el momento en que cruzas sus puertas das un salto en el tiempo de varios siglos. Suelos adoquinados, calles peatonales sin coches, y casas con siglos de antiguedad, todas ellas diferentes y pintadas de colores muy variados, pero que en conjunto derrochan armonía.
El casco histórico de Stralsund es Patrimonio de la Humanidad, y en él están incluidas las elevadísimas iglesias de ladrillo rojo de Santa María, San Nicolás y San Jacobo, del llamado estilo gótico báltico, y que se encuentra en otras ciudades como Wismar y forman la Ruta Europea del Gótico Báltico.
Las plazas del mercado nuevo, donde está la iglesia de Santa María, y sobre todo la del mercado viejo, donde se encuentra el ayuntamiento y la iglesia de San Nicolás, son de una gran belleza.
La ciudad es bastante pequeña, y como es una península, casi se le puede dar la vuelta completa rodeados de agua, el puerto por un lado, y zonas recreativas por el otro.
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